El gran Concilio
En
cada uno de los rostros ahí presentes se expresaba claramente la honda
preocupación que los aquejaba. El que llevaba la palabra era una imitación de
un pequeño y obeso hombrecito, calvo totalmente con apenas las sombras claras
de lo que alguna vez fue pelo tras de sus orejas, era tan blanco que parecía
papel, tenía una voz fuerte y ronca, se dirigía a los presentes pidiéndoles
calma y tranquilidad. Pero los murmullos
no paraban, y denotaba que la preocupación y el temor reinaba en el ambiente.
Todos querían opinar, el desasosiego se entremezclaba con la pena y hasta algo
de dolor. Querían opiniones y respuestas claves para poder superar esta
situación. Velasco, que así se llamaba el gordo, consiguió al fin calmar a su
auditorio. Su voz ronca había logrado callar a todos, dijo: “ No se preocupen.
Sé que a todos nos duele, pero debemos tener paciencia. No debemos
desesperarnos”
Se
levantó una especie de Micky Mouse, por los colores blanco, negro y rojo, en
lugar de ojos tenía dos botones negros grandes que no compaginaban con su cara,
y le daban un aire de necesidad y pobreza. Al hablar su voz se quebró, pero sus
ojos no podían expulsar lágrimas. “Amigos, sé que debería
ponerme en su lugar, trato en lo posible de hacerlo, mi caso está fuera
de todo, como todos ustedes saben. He pasado ya tres generaciones en la misma
familia, y bueno… cada una me ha amado más que la otra. Yo opino que debemos
tomar medidas que de una vez por todas solucionen ésta realidad”
Tomó
la palabra, un pequeño tigre, en algún momento debió haber sido de peluche, en
ese momento simplemente era, una especie de mota enorme de lana sucia,
amarillenta y café. “Es verdad, no nos sigamos quejando, sólo precisemos lo que
vamos a hacer y listo.”
“Pero
entonces ya, empecemos a enumerar las acciones”
Estas palabras las dijo un bebé cuyo cuerpo era de tela desgastada a la
que a duras penas le tapaba un saco de lana raída pero limpia con una gorra del
mismo color que tapaba su casi blancos cabellos.
“Lo
primero que debemos hacer”, dijo Velasco, que a
ese momento se había autonombrado presidente de la sesión, “es que de
alguna manera nos hagamos sentir, y hablar con nuestros niños para que volvamos
a ser como antes, sus amigos imaginarios.”
En
medio de la expectativa de todos, se oyó una voz cantarina pero totalmente diferente a las que
se escuchaban, era como si alguien la detuviera para que no se la oiga. Todos
dirigieron sus ojos, al menos los personajes que lo podían hacer, hacia el
lugar de donde provenía la voz. Era un foto gigante, casi de un metro de alto,
había un chico rubio, con unos ojos tan dulces que trataba de hablar pero
debido a que era plano, pues era una fotografía, muy buena por cierto, no lo
podía hacer con facilidad. Su nombre cruzaba casi todo el pie de la fotografía
Justin Bieber. Los presentes lo miraron esperanzados de que de su boca plana
salga alguna idea perfecta para la situación. “ Deben tomarnos en cuenta a
todos, considerando que hoy por hoy, las fotografías también hemos tomado el
papel de amigos imaginarios”
“Estamos
de acuerdo con Justin”. Corroboraron a
coro los personajes existentes en una fotografía no tan grande, pero sí
suficiente para dejarse oír, el nombre escrito a un lado de ella decía One
Direction. “ Tomen en cuenta que ahora muchos de nosotros hemos pasado a formar
parte de la vida de los adolescentes que pasan solos en su casa, escuchamos las
experiencias de nuestros dueños, y eso nos da voz y voto en esta reunión.
“Es
verdad”, acotó Velasco,” creo que en este concilio deben participar todos
aquellos que de alguna forma comparten
la vida con sus respectivos dueños: quiero decir, si ustedes están de acuerdo
podrán opinar muñecos, fotografías, juguetes y todo aquello que de alguna
manera escuchen o sean partícipes de la vida de nuestros dueños”.
Una
vocecita apenas audible se levantó en medio de la expectativa. Provenía de un
pequeño diario rosado, que tenía flores hechas de corrector blanco, y pintado
por todo su exterior de flores rojas y
azules ”Deben considerarnos a nosotros también como parte de esta
reunión, Hemos sido por siglos los amigos infaltables de cantidad de chicas,
que apenas dejaron sus juguetes nos tomaron como sus mejores compañeros de
aventuras”
“¿Se
puede considerar como amigo, a alguien
que solo se lo utiliza para escribir y no se espera que le aconseje como
nosotros los hacemos?.” Dijeron al unísono dos gemelitas pequeñas y graciosas,
sentadas en un destartalado carrito con una sola llanta”.
“Si
ya aceptamos que las fotografías participen, entonces los diarios pueden
hacerlo. Piensen en lo que muchos maestros
en las escuelas y colegios, dicen que mientras escribamos lo que hacemos
será más fácil que nos demos cuenta de lo que hacemos y hacia dónde vamos”. Contestó Justin Bieber.
“Si
alguien se opone, hable ya… Parece que todos estamos de acuerdo. Habló Velasco
con su potente voz. “Les expongo lo siguiente: estamos en una época en la que
la imaginación está siendo desplazada por los juegos electrónicos y el internet
en todas su formas: Facebook, twiter, what’s ap y creo que muy pocos humanos
nos necesitan, así que debemos actualizarnos de alguna manera. Nuestro deber es
encontrar esa forma”.
“Consideren,
que muchos de nosotros vienen con aplicaciones diversas y novedosas y aun así
no llamamos la atención” Hablaba tímidamente el Mono Pícato, casi gris de tan
manoseado, al que apenas se distinguía su color blanco de cuando nuevo.
“Pensemos
que debemos hacer”. Dijo con estentórea voz, la vaca Segismunda, que tenía su
nombre en la frente, escrita con tinta verde, con letra casi ininteligible.
“Debe ser algo fuera de lo común y que considere que ahora no solo los niños y
jóvenes están solos en sus casas con cantidad de comida y suficiente dinero
para hacer barbaridades, mientras sus padres está afuera empecinados en
trabajar para darles más dinero. Piensen también en los abuelos, que de alguna
forma se alejaron de su rol en la familia”
“Es
un buen punto” Dijo la gata Carlota, que algún momento fue sedosa. “Consideren
que hoy muchos de ellos se han hecho cargo de la educación y mantenimiento de
sus nietos y no tienen tiempo de contarles historias mucho menos de
escucharlos, de tan cansados que quedan después de tratar de caminar a la par de la juventud, cuando lo
que deberían estar haciendo es esperar a los chicos para poderlos malcriar con
golosinas, enfrentando el enojo de sus papás”
El
auditorio quedó en completo silencio. Nadie dijo nada. NI siquiera se escuchaba
el vuelo de una mosca. Los ojos de los presente iban y venían de un lado al
otro, como si buscarán las respuestas en esas miradas preocupadas y llenas de
desencanto.
Hasta
que de pronto…
Una
maltrecha cuna de madera café, enorme para un niño normal. Habló.
“
Queridos presentes. Sé que no estoy considerado en esta sesión porque soy un
mueble. Pero les voy a contar mi historia. Me compró el papá de un niño muy
largo al nacer. Por eso mi tamaño. Apenas cumplió el año de edad, me cambió por
una cama, fue un niño que pronto se sintió “gande” como él decía. Y yo quedé
para que me pongan encima toda la ropa recién lavada de la familia, hasta que
el hermano mayor de mi dueño original se sintió tan desplazado por su hermanito
recién nacido que empezó a dormir en mí. Se hizo muy dependiente que muchas
veces yo amanecía totalmente mojado, hasta las tablas del piso. El niño vertía
tantas lágrimas en la noche que la pena mía era infinita. Un día vino su abuela
muy enferma, a dormir en el cuarto, porque no tenían otro en la casa. Sin más
los dos empezaron a escucharse hablar, llegando a ser muy buenos amigos. Mi
niño y su abuela se levantaban juntos al baño, y ninguno de los dos volvió a
mojar su cama y sus risas conspiradoras
se escuchaban por toda la casa. Mi consejo es que todos ideemos un plan para
que los niños y sus abuelos se unan y se
conozcan”
“¿Eso
implica que nosotros desaparezcamos?” Dijo Velasco.
“Así
es. Pero es la única forma de luchar contra la soledad que les impele a los
abuelos y a los nietos a hacer cosas que afectan a toda la familia”. Aclaró la
cuna de madera. “Cada uno se buscará, aun cuando la tecnología los separe.”
Todos quedaron silenciados ante la verdad de la propuesta.