Para descansar...leer.

Mi abuelita compra los libros que puede, quizás por ello alcanzó a reunir a lo largo de su vida una biblioteca enorme, que les conté se inundó cuando se cayó el techo de la casa. Hace poco terminó de comprar una colección de libros de Danielle Stell, que vinieron con  El Comercio, que es el diario de mi ciudad. No les prestamos atención porque estamos conversando con Vargas Llosa y Oscar Wilde. De pronto, como toda mi casa está enterrada en polvo y pintura porque están arreglando el jardín, y al visitar a mi abuelita se me ocurrió tomar al azar un libro, me puse a ojear ésta colección. Mmmm me gustaron y me hicieron recordar los días que pasamos en el campo, me parece hace siglos, y creo que no es ni un año, cuando leí por primera vez las novelas de Corín Tellado, que se publicaban en las revistas Vanidades. ¿Podré decir: qué tiempos aquellos? Creo que sí. Eran lecturas para descansar. Luego de haber "vivido = leído" tanto tiempo me doy cuenta que ese es un mundo más que virtual. No existen problemas y si los hay, desaparecen al final de la novela de la mejor manera. No nos cuestiona nada, no implican nada, no hay absolutamente nada en el fondo. Al menos a mí me sirvieron para darme cuenta que el descanso  si es cambio de actividad. Me podía pasar horas y horas leyendo, todo el montón de revistas que hay en la casa de campo de mi abuelita.

Fue como desaparecer de todo el ruido y problemas cotidianos de la gran ciudad. Solo existían los árboles, las flores, las plantas, los animales y la historia que Corin Tellado nos describía. Fueron tiempos que Daniele Stell me trajo a la memoria.

Al menos no había ni guerras ni niños muertos, ni el fenómeno del Niño asolando a Centro América.