"Las abuelas de la plaza de mayo"

Leí esa noticia en el periódico, y lo único que pensé fue en el inmenso amor que las abuelitas pueden dar, no solo a sus hijos sino a sus nietos. Viendo la fotografía de Estela de Carlotto, justo cuando está dando la rueda de prensa con Guido ( Ignacio Hurban), se puede ver en sus ojos el infinito sentimiento que la embarga. Después de tantos años, encontrarse con el niño buscado, recordar todo lo pasado y sentir que a la final solo le queda amor para dar sin que haya remordimientos  ni nada negativo en su corazón es un ejemplo de valor y de amor para todo el mundo, más aun lo que Guido, el nieto encontrado, dice que ama a sus padres adoptivos, los respeta y seguirá llamándose Ignacio porque así lo llaman y que la vida feliz que ha tenido lo respalda para aceptar su nueva vida sin rencores ni nada. En verdad ... debemos pensar en que la vida es el presente, léase regalo, que tenemos la suerte de recibirlo, sólo si queremos hacerlo. Lo demás no existe. El mundo entero debería seguir ese ejemplo y olvidar lo malo pasado y enfocarnos en un futuro feliz.
Les he contado de mi abuelita. Creo que es el tesoro que Dios nos ha dado, a todos los nietos de mi familia, leyendo nuevamente el blog anterior me encontré con "La canoa de la abuela Pocapena"  y  lo que cuenta la autora allí, es poco para lo que mi abuelita hace. Claro que a veces sus hijos se "enojan" con ella porque mucho  malcría a sus nietos. Pero la relación que existe entre las dos generaciones nos ha dado la fuerza para enfrentar este mundo y saber con seguridad que el amor verdadero existe en todas sus formas y debemos practicarlo a cada momento con todo y hacia todo el mundo.